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Imagen: Mapa de Yemen y las protestas políticas, © APGraphicsBank.

“Perdónenme por dejar al país en la miseria”: la historia de todos los pueblos.


Por: Víctor Antonio Gómez Gil Juárez



Abstract



 

La denominada Primavera Árabe produjo cambios políticos y sociales importantes en diversos países del Medio Oriente, sin embargo, hasta ahora los medios de comunicación han enfatizado los casos de Egipto, Túnez y Libia, pero ¿qué hay sobre Yemen?.

 

Víctor Gómez Gil nos adentra en las razones históricas que dieron forma al actual sistema político yemení cuyo elemento central giraba en torno a la permanencia en el poder del presidente Ali Abdallah Saleh, así como las condiciones sociales y económicas que condujeron al clímax de la protesta y un escenario que aún plantea importantes retos a futuro.  



28 de agosto de 2013



 
En los últimos dos años Occidente se ha congratulado por la escalada de cambios de regímenes en el Medio Oriente, gracias a la denominada “Primavera Árabe”. Posiblemente uno de los países más afectados por esta guerra y del que menos se ha hablado, en comparación con los casos de Egipto, Libia y Túnez; es Yemen. Sin embargo, se nos olvida que en primer lugar los dictadores y presidentes que han manejado a estos países del Norte de África y entre otros en la región, fueron impuestos, apoyados, subsidiados o promovidos por Occidente, como una forma de poder garantizar el flujo de recursos naturales (petróleo principalmente) hacia los países ex colonialistas.

La Primavera Árabe de Yemen es solo la punta de una historia truculenta donde se busca más la ganancia del poder y dinero que promueve su posición geoestratégica como una región terrestre que se encuentra al final de la Península Arábiga y que entra en contacto con el Golfo de Adén. Primero, es preciso señalar que el Yemen que conocemos actualmente nace en 1990, y que antes estaba dividido en dos, Yemen del Norte y Yemen del Sur.

Por un lado, sintetizaremos la historia de Yemen del Sur como un país que fue dominado por los británicos hasta 1968 después de cinco años de lucha armada, al año siguiente el ala socialista gana las elecciones y se nombra al país como República Democrática Popular de Yemen. Por otro lado, tenemos a la República Árabe de Yemen que logra su independencia del Imperio Otomano en 1918 y se constituye como una monarquía. Sin embargo, el rey Muhammad al-Badr fue depuesto en 1962 por revolucionarios panarabistas inspirados por el presidente egipcio Gamal Abdel Nasser. Pero las tropas leales al rey prolongaron un estado de guerrilla hasta 1970 cuando Arabia Saudita, que apoyaba al ala real yemenita, reconoció a la victoria republicana. Asimismo, desde 1972 ambos países yemenitas comenzaron a discutir sobre una futura unificación, y aunque hubieron años de tensiones esta medida se logra en 1990.

El conflicto arrastrado hasta el año en curso se debe a un personaje en especial: Ali Abdallah Saleh; quién comenzara como presidente de Yemen del Norte en 1978, asumió la presidencia del Yemen unificado en 1990. Dando como resultado que el Sr. Saleh ha ocupado la presidencia por 33 años consecutivos y que ha sido su pésima administración lo que llevo al país, tras la unificación, a una crisis económica e inseguridad extrema, que propicio en 1993 un intento del Primer Ministro Haidar Abu Bakr al-Attas por volver a separar al país en dos, generando una guerra civil de dos años, la cuál finalizó en 1994.
 
Después de este breviario histórico de Yemen es preciso abordar la situación social que existía en la década de los años 90. Después de la guerra civil la crisis económica aumento al grado que provocó un alza en el precio del petróleo, las pocas ciudades existentes dejaron de ser abastecidas por agua potable y electricidad. En consecuencia, la industria yemení quebró y los pocos capitales extranjeros migraron, por lo tanto el Rial se disparó a la alza y el pueblo mostró su descontento con manifestaciones. Sin embargo, Saleh contuvo a la población, formada principalmente por tribus, gracias al soborno y cargos políticos prometidos hacia los Sheiks (jefes tribales).

Mientras tanto el Presidente Saleh se preocupa en gran medida, del mismo modo que otros dictadores regionales, a consolidar su economía familiar y construyendo lujosas mansiones presidenciales dentro de un país sumido en la pobreza. Pero el descontento social fue disminuyendo a medida que pasaban los años, y no por causa de una opresión social, si no por una drogadicción inducida deliberadamente hacia la población. Para ello, el gobierno utilizo el “qat” una planta muy parecida al peyote, qué ha sido consumida de forma cultural por las tribus de Yemen, pero que durante el gobierno de Saleh se incrementó su consumo por encima del 300% de acuerdo con agencias de Naciones Unidas. El qat entra entonces como un arma utilizada para calmar a la sociedad, mitigar o hacerles olvidar el hambre y hacerlos dependientes de la misma. Por desgracia, el qat es un arma de doble filo, pues su cultivo necesita de mucho agua y en Yemen esto es un lujo.

Asimismo, el descontento de los Sheiks que no fueron apoyados por el Presidente Saleh, debido a la disputas tribales y que por lo tanto no pertenecieran a la misma tribu de la que Saleh provenía, Zaydita, comenzaron a secuestrar turistas para hacer escuchar sus demandas a la comunidad internacional. Entonces, algunas de las consecuencias que trajo la pésima administración del gobierno fue la entrada de grupos extremistas como Al Qaeda, la sobre explotación de los recursos naturales como el petróleo cuya vida no se prevé que dure más allá del año 2017, y el alborotamiento social causado por la falta de Sheiks que protegieran los intereses comunes.

Finalmente, el continuo descontento orillo al presidente a promover reformas económicas y políticas que llevaban veinte años atrasadas, pero que el gobierno previno su aplicación para después de la muerte del presidente Saleh. Es este el punto final del nepotismo político de Yemen que promovió el despertar del pueblo para luchar en contra de un sistema que no funcionaba desde el principio. Pero el presidente, en lugar de remendar el mal camino trazado se ha dedicado en los últimos cuatro años a castigar las manifestaciones sociales y evitar o reducir la información proporcionada a los medios de comunicación internacionales. Incluso, conllevo a un ataque militar en contra de las tribus no Zayditas de Yemen del Sur y apoyadas por ataques militares de Arabia Saudita, bajo el argumento de estar atacando a campos de entrenamientos terroristas de Al Qaeda.

Después de cientos de muertes en los últimos años, y tras la negociación con la monarquía saudí, en lugar de los Sheiks yemenitas, se acordó en noviembre de 2010 la salida del poder del presidente, pero bajo una ley que le indulta, perdona, otorga inmunidad y niega que será objeto de cualquier tipo de juicio legal para él, su familia y sus allegados políticos. Ali Abdallah Saleh abandonó finalmente el cargo el 21 de febrero de 2012 y viajó a Estados Unidos por tiempo limitado a tratarse medicamente.
 
Sin embargo, ha prometido regresar a Yemen para dirigir al partido político que gobierna actualmente, el Congreso General del Pueblo. 
 
Evidentemente el descontento social continúa permeando en las calles de la capital Saná ante un gobierno que se da el lujo de hundir al país en una crisis económica, social, alimentaria y que tiene el cinismo de pedir perdón, en un mensaje televisado el 22 de enero de 2012, a los hombres, mujeres y niños por cualquier error cometido durante sus treinta y tres años “de servicio leal y corruptible en contra del pueblo”. Ahora solo basta esperar a que el pueblo yemenita y el de otros países despierte de su “Primavera Árabe” y se ponga a trabajar por su sobrevivencia. Al mes siguiente, febrero 2012, se tuvieron elecciones para elegir a un nuevo presidente, del cual fue electo Abd Rabuh Mansur Hadi el 27 del mismo mes. Cabe destacar que el Presidente Mansur Hadi fue el único candidato apoyado tanto por el oficialismo como por la oposición. Lo cual nos permite dilucidar un poco sobre la situación política del país árabe. Además, Mansu Hadi ha sido militar por más de 45 años, teniendo el grado actualmente de General de División del Ejército. Por lo tanto, podemos deducir que la situación del país no ha previsto un cambio radical, siendo ahora en septiembre agosto de 2013, cuando la situación del país, aunque ya vuelto a una relativa calma, el control del gobierno ha vuelto a ser empuñado por los militares, quienes no ven sano para el país que exista un gobernante civil.
Víctor Antonio Gómez Gil Juárez. Lic. en Relaciones Internacionales por la FCPyS-UNAM, con una estancia temporal becada en La Trobe University, de Melbourne, Australia por IDP Peace Scholarship Program. Además, cuenta con un diplomado sobre Medio Oriente por la Universidad Iberoamericana y otro sobre Derechos Humanos en el Islam por la Universidad Autónoma de la Ciudad de México.
 
Actualmente estudia la Especialidad en Inteligencia para la Seguridad Nacional en el Instituto Nacional de Administración Pública (INAP). Labora como profesor docente en el Centro de Estudios Superiores de la Escuela Mexicana de Turismo y da la cátedra de Medio Oriente en la Universidad del Valle de México Campus Cuernavaca. Cuenta con publicaciones y colaboraciones en diversos medios electrónicos.
 

El Aleph es un proyecto universitario de estudiantes y egresados de la UNAM, que mediante diversas herramientas multimedia debaten sobre los temas más relevantes del acontecer internacional.

 

"El lugar donde caben todos los lugares"

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